Un centrifugado visceral, del que salen blanqueados los trapos más sucios del rock
Desde 2018 y en torno a uno de los mayores epicentros de la escena de Pamplona; los estudios MOTU (con Guillermo Mutiloa a los mandos, de Wilhelm y Antigua y Barbuda); surge la conjunción entre Alicia (Kyoto), Germán (Antigua y Barbuda, Kabbalah), Javier (Kokoshca), Loren (Trocotombix) y el propio Mutiloa. Músicos, todos ellos, que llegan a este proyecto con las tablas y la solvencia que aportan centenares de conciertos y giras por Europa a sus espaldas.
Tras dos epés (‘Dimeleloqué’ en 2018, ‘Quelapasa’ en 2019) y un sencillo (‘La playa’ de 2021) publicados, su primer álbum ‘Un estudio de la vida en provincias’ es un disco intransigentemente personal, que supone un centrifugado visceral del que salen blanqueados los trapos más sucios del rock en forma de canción indomable, animal, muy burra y al mismo tiempo experimental.
Desde el propio título -con velado homenaje a Mary Ann Evans- y en plena exaltación de lo individual, empeñados por transmitir una mirada imposible (porque no es verdad) de nuestra cotidianidad ante el resto del mundo… ‘Un estudio de la vida en provincias’ se despliega ante nosotros como un zoom out sin piedad, como si de una cartografía de falsos paraísos se tratara. Frondoso follaje de postalillas e impulsos eléctricos tras el que no hay más que cemento y miedo a la muerte.