Cristina Arroyo y JC Peña, también conocidos desde hace una década como El relevo alemán, forman Pandan-Lagl. Dúo cuyo nombre procede de unas insuperables tiras cómicas de Franquin y que debutó en 2017 con un primer y homónimo álbum, al cual ahora da continuación esta nueva música. Con ella, el dúo madrileño anticipa también su próximo largo pues, pertenecientes a las mismas sesiones de grabación en Brazil (Madrid, con Javier Ortiz), Pandan-Lagl nos entrega hermanados tanto este primer EP, titulado ‘Tréveris’, como el futuro álbum que verá la luz el año que viene.
De tono oscuro, texturas afiladas y factura por momentos experimental (algunos temas incluso se terminaron en el estudio, algo nada habitual en Cristina y JC), esta primera entrega incluye cinco canciones eminentemente melódicas, con gruesos bajos y jugosas guitarras que han sido edificadas a partir de viejas cajas de ritmos, Casios y demás industria pesada. Todas ellas, cual kraut-pop de autor, rebosantes de humor negro así como de oscuras referencias históricas a desentrañar por el respetable, según avanzan las escuchas.
Porque aunque nada de lo que podamos avanzar en la siguientes líneas se acerque, ni de lejos, al disfrutable trasfondo subjetivo del que Pandan-Lagl nos hace partícipes con sus textos, también es cierto que desde los primeros compases de ‘El resto de Europa’ a uno le resulta imposible no pensar en el rapto de Europa (sin alusión mitológica), es decir en el contexto geopolítico actual y en lo deprimente que es repetir el pasado… A continuación es tiempo de un cínico aunque sentido y humilde homenaje a Antonio Escohotado, a quien efectivamente se le había escapado más de una vez aquello de que me hubiera gustado vivir en ‘El siglo XIX’. Después e inspirada en la sangrienta versión de Polanski sobre las brujas de Macbeth, llega la que es seguramente la canción más gótica y al mismo más pop de todo el EP: la maravillosa ‘Trueno, relámpago, lluvia’. Por último, el tracklist lo cierra el tema que da nombre al EP, que conecta con la foto de la Porta Nigra de la portada y que es, con diferencia, la canción más extensa y hechizante del fonograma. Una joya monolítica en la que dejarnos llevar para ser conducidos en plena tormenta, por los soportales y calles en zigzag de la ciudad alemana… sublimad.